Analizamos los conceptos de estado financiero y estado económico en una agencia inmobiliaria, ¿en qué se diferencian estos conceptos?
Aunque de entrada podamos pensar que son lo mismo, o incluso podamos confundirlos, estado financiero y estado económico son dos conceptos bien distintos. En este artículo, intentaremos explicar lo que representa cada uno de ellos y su incidencia en el día a día de una agencia inmobiliaria.
¿En qué se diferencian los estados financieros y los estados económicos o contables?
El matiz principal entre ambos es que, mientras los estados financieros representan la liquidez, los estados económicos hacen referencia a la solvencia.
A pesar de ser una diferencia clara, en demasiadas ocasiones la confusión o mezcla de estos dos conceptos lleva a malinterpretar la situación de una empresa, en este caso, de una inmobiliaria. Sucede incluso en economías domésticas, cuando solamente se tiene en cuenta uno de ellos en lugar de analizar ambos de forma conjunta.
Desde mi punto de vista, con más de veinticuatro años de experiencia en el sector financiero -la mitad de los cuales he trabajado como director de una oficina bancaria-, la mayor parte de los gerentes de agencias inmobiliarias tienden a valorar la situación de su empresa por momentos puntuales.
¿Qué significa esto? Que creen que su situación es buena o mala en función del dinero del que disponen en su cuenta corriente. Una visión demasiado a corto plazo y que acostumbra a provocar confusión, tanto en un sentido como en el otro.
De hecho, esta es una reacción inconsciente e innata del ser humano, porque nos acostumbramos a creer solamente en lo que vemos, sin invertir ni un minuto en reflexionar el por qué de lo que estamos viendo.
¿Cómo saber en qué estado financiero se encuentra tu inmobiliaria?
Para tener una idea más acertada del punto en el que se encuentra tu agencia, debes valorar también aspectos como los cobros y pagos a corto y medio plazo, así como la frecuencia o recurrencia de cada uno de ellos.
Seguro que te es fácil controlar partidas como nóminas, pagos a la seguridad social o suministros, que acostumbran a ser gastos fijos mensuales. Pero, ¿Qué pasa con los gastos variables?
Efectivamente, no es tan sencillo calcularlos mentalmente, pero son precisamente estos los que desvirtúan el diagnóstico de la situación de tu agencia inmobiliaria.
Ejemplos de gastos variables en una agencia inmobiliaria
Un ejemplo muy claro es la autofinanciación del IVA. Desde que se cobra de un cliente, dentro de una factura, hasta que lo liquidamos a Hacienda, pueden llegar a pasar más de tres meses.
Precisamente en el caso de una agencia inmobiliaria tienen especial relevancia los honorarios de cada uno de los agentes asociados. La mayor parte de ellos son autónomos y conllevan una factura de gastos en la que se incluye habitualmente la liquidación de IRPF e IVA, algo que en este caso es a deducir por parte de la empresa.
En resumen: para tener una visión más fiel de la situación puntual de nuestra agencia debemos utilizar herramientas que nos permitan incluir todo tipo de movimientos contables, ya sean a corto o a largo plazo. La más conocida, aunque no la única, es una que olvidamos con demasiada frecuencia: el presupuesto. Estad atentos porque pronto dedicaremos otro artículo en nuestro blog a este tema.
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